El Imperialismo: al comenzar el siglo XX, las grandes potencias de Europa, es decir, Gran Bretaña, Francia y Alemania, basaban gran parte de su poder en sus imperios coloniales. Eran países que habían alcanzado un importante desarrollo industrial, y las colonias constituían una importante fuente de extracción de materias primas para la industria. Además, a ellas se exportaban productos manufacturados, es decir, actuaban como mercado de los países industrializados. Las potencias coloniales establecieron políticas neo-mercantilistas con sus colonias, lo que se tradujo en la implantación de un sistema proteccionista en las relaciones comerciales internacionales.
El Nacionalismo: las grandes potencias desarrollaron la teoría de que la grandeza de un país se media en función del dominio territorial que tuviera fuera de sus fronteras. Así, el nacionalismo impulso la competencia entre los países europeos por dominar la mayor cantidad de territorios en África y Asia, o para recuperar territorios perdidos en guerras pasadas, como era el caso de Francia respecto de Alsacia y Lorena, entregados a Alemania después de la Guerra franco-prusiana de 1870. Pero el Nacionalismo también operó como causante de la guerra en otro sentido, ya que al comenzar el siglo XX, el ideal nacionalista de que cada nación formara un Estado independiente no se había concretado. En Europa existían tres imperios multinacionales: Rusia, Turquía y Austria-Hungría. Este ultimo alberga bajo sus fronteras a checos italianos, serbios, croatas, rumanos y eslovacos, entre otras nacionalidades; cada uno de ellos con sus propias tradiciones culturales. Entonces, en la medida en que los intereses de estas naciones no eran satisfechas, o se enfrentaban con los intereses de otras naciones en una misma zona, como ocurrió en los Balcanes, las posibilidades de que se estallara un conflicto armado eran altísimas.
Forjamiento de alianzas y Paz Armada: las rivalidades surgidas en Europa, producto del Imperialismo y del Nacionalismo, llevaron a la creación de sistemas de alianzas entre las naciones europeas. De esta forma surgió la Triple Alianza, formada por Alemania, Austria-Hungría e Italia; y la Triple Entente, conformada por Francia, Rusia y Gran Bretaña. Una vez finalizada la guerra franco-prusiana en 1871, Europa ingreso en una fase de paz relativa. Aun así, las potencias europeas comenzaron a prepararse para una futura guerra, desarrollando una carrera armamentista. Este periodo fue conocido como Paz Armada.
La lucha por el control de los mercados mundiales: Alemania había tenido un gran desarrollo económico en los últimos años del siglo XIX, lo que transformo en un serio rival de Inglaterra, considerando que las cuotas de poder en políticas internacional estaban condicionadas al crecimiento y competitividad de las economías nacionales. En este marco, Alemania pujante económicamente intentaba alcanzar mayores cuotas de poder político y estratégico, mejorando su posición marítima y controlando una mayor cantidad de territorio en ultramar. Hasta ese momento Gran Bretaña hegemonizaba el control de los océanos y veía con miedo a las expediciones expansionistas de Alemania, que intentaba convertirse en la primera potencia mundial. Evidentemente esta situación conto con la resistencia de gran Bretaña y Francia, las dos grandes potencias europeas de un mundo eurocéntrico. La primera deseaba mantener supremacía, mientras que la segunda intentaba superar su creciente inferioridad económica y demográfica ante Alemania y recuperar sus territorios perdidos en la guerra franca-prusiana.
El avispero balcánico: ya en el siglo XIX los Balcanes se habían convertido en un área especialmente conflictiva, donde se Vivian presiones expansionistas ante la debilidad militar e inminente desmembración del imperio turco. El Imperio austro-húngaro y Alemania, por un lado, y Rusia, por otro, intentaban controlar esta estrategia zona con salida al mediterráneo.
Convivían allí pueblos diferenciados por si origen, lengua, religión y tradición lo cual hacia difícil el surgimiento de un estado-nación unificado en la región.
El atentado contra el archiduque Francisco Fernando, heredero del trono del imperio austro-húngaro en Sarajevo, fue el hecho que precipito los acontecimientos. Los asesinos pertenecían a una organización nacionalista de la joven Bosnia, denominada la “Mano Negra”, que contaba entre sus miembros a oficiales de la policía y del ejercito serbio. El gobierno austro-húngaro acuso al serbio de proteger a los grupos nacionalistas, autores del atentado. Rusia intervino en defensa de los serbios y la tensión hizo que el sistema de alianzas se pusiera en movimiento. Entre el 28 de junio y el 4 de agosto de 1914, las grandes potencias europeas se declararon en guerra.
La expansión militar:
Como consecuencia de estas tensiones, las naciones europeas adoptaron medidas tanto en política interior como exterior entre 1871 y 1914 que, a su vez, aumentaron el peligro de un conflicto; mantuvieron numerosos ejércitos permanentes, que ampliaban constantemente mediante reclutamientos realizados en tiempo de paz, y construyeron naves de mayor tamaño. Gran Bretaña, influida por el desarrollo de la Armada alemana, que se inició en 1900, y por el curso de la Guerra Ruso-Japonesa, modernizó su flota bajo la dirección del almirante sir John Fisher. El conflicto bélico que tuvo lugar entre Rusia y Japón había demostrado la eficacia del armamento naval de largo alcance. Los avances en otras áreas de la tecnología y organización militar estimularon la constitución de estados mayores capaces de elaborar planes de movilización y ataque muy precisos, integrados a menudo en programas que no podían anularse una vez iniciados.
Los dirigentes de todos los países tomaron conciencia de que los crecientes gastos de armamento desembocarían con el tiempo en quiebras nacionales o en una guerra; por este motivo, se intentó favorecer el desarme mundial en varias ocasiones, especialmente en las Conferencias de La Haya de 1899 y 1907. Sin embargo, la rivalidad internacional había llegado a tal punto que no fue posible alcanzar ningún acuerdo efectivo para decidir el desarme internacional.
De forma paralela al proceso armamentístico, los Estados europeos establecieron alianzas con otras potencias para no quedar aisladas en el caso de que estallara una guerra. Esta actitud generó un fenómeno que, en sí mismo, incrementó enormemente las posibilidades de un conflicto generalizado: el alineamiento de las grandes potencias europeas en dos alianzas militares hostiles, la Triple Alianza, formada por Alemania, Austria-Hungría e Italia, y la Triple Entente, integrada por Gran Bretaña, Francia y Rusia. Los propios cambios que se produjeron en el seno de estas asociaciones contribuyeron a crear una atmósfera de crisis latente, por la cual el periodo fue denominado 'Paz Armada'
Las causas de la Primera Guerra Mundial se pueden resumir de la forma siguiente:
Rivalidades territoriales y nacionalismos:
· Alemania intenta borrar la cultura francesa en Alsacia y Lorena. Se forma la "Liga para la defensa de Alsacia y Lorena"
· Caos en los Balcanes.
· Fronteras entre Grecia y Albania.
· Los alemanes arman al ejército turco en los estrechos. Los rusos ven muy mal esto.
Rivalidades económicas:
· Alemania tenía un gran crecimiento.
· Muchos países compraban productos alemanes.
· La razón de su crecimiento es que ofrecen mejores créditos que Inglaterra lo que origina una mayor rivalidad.
Rivalidades psicológicas o político-diplomáticas:
· Alemania tenía en 1913 850 mil hombres en pie de guerra.
· Austria 160 mil hombres.
· Francia aumenta el servicio militar.
· Rusia dos millones de soldados, pero mal armados.
· Inglaterra no tenía un ejército terrestre muy grande. Se aprovechaban de los soldados autóctonos de los ejércitos que colonizaban. Pero tenían un impresionante poder naval.
· Todos los ejércitos suponen muchos gastos a los países. Los gobiernos tienen que ir engañando a su población, les dicen que la guerra está a punto, que hay que estar preparado. Hacen un llamamiento patriótico.
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